lunes, 13 de junio de 2016

Fascinación

Solo hay que ver su extenso legado para comprender que la creación es terapéutica para quienes la realizan y para quienes, en este caso con asombro, la disfrutamos. Josefa Tolrà. La conozco gracias al blog de la profesora efervescente: Lucía Ordóñez.


En el aíre

No veo levedad (como oí a mis espaldas) en la obra de Pamen Pereira que se muestra en el MUSAC. Disfruté, aunque un poco apresuradamente, de las sombras, los olores, el sonido y los elementos vegetales. Había una visita guiada a mi lado a la que atendí en algún momento (así me enteré de que los títulos de las obras no se mostraban porque la autora no quiere influir en la interpretación). Me pareció que estas piezas son bastante cercanas al público, quizás por lo decorativo, por el montaje y por lo sugerente de las asociaciones. Es agradable ver a todo un grupo poner interés en un museo. ¡Espero que algunas instituciones se enteren de la conveniencia de abrir los domingos por la tarde!



Convenciones

Amour Fou muestra, con un llamativo control de la composición de los planos, del movimiento y del color,  la vida casi muerta de un pequeño grupo de burgueses. Y lo hace muy bien porque a veces esa rígida relación entre los personajes está a punto de parecernos demasiado ridícula o de hacernos perder interés. A Fredi, Sonia y a mí nos gustó. Una pena que la sala de cine estuviera vacía. Espero que esto último no desanime a Con otros ojos.


Espacios privados

Cuando llegué hace 15 días a Lisboa y paseaba camino al hostal acompañada de Irene (que había madrugado para ir a buscarme) me llamaron la atención, por su forma, su color y sus preciosos números, estas cabinas. Las rodeé hasta ver que se trataba de lugares donde guardar objetos personales, como cualquier taquilla, pero pensadas para gente cuyo hogar habitual es la calle. De ahí su tamaño. La iniciativa es interesante a nivel humano y también estéticamente. Creo que es importante que lo sea entre otras cosas para llamar la atención de los posibles «donantes». No fuimos las únicas en pararnos a buscar una explicación sobre su uso y mirar si contenían algo (así que, al menos por un momento, varias personas pensamos en las que viven sin casa y su manera de moverse). Las fotografiamos. No vimos más cabinas por la ciudad pero si personas con su maleta y sus bolsas al lado o montones hechos con escasas pertenencias bajo los colchones. Así estaban por ejemplo alrededor del Mercado de Arroios, donde solía verlos cada mañana.



Recomendación de Henar